La luz del sol no dejó de molestar mis ojos... la mirada parecía asqueada de ilusiones... baje del auto, la mañana era fresca... puse mis manos sobre los codos y froté a modo de calentamiento...aunque era fresca, me hacía falta acostumbrarme... caminé hacia la Cruz Roja... cinco minutos tarde me hicieron apresurar el ritmo... sobre la barda, en la entrada, una mujer hablando con notable desesperación por el télefono móvil... le miré sólo el instante que pasé frente a ella, le faltaba algo de consuelo... empujé la puerta... el olor a hospital era profundo... Ya me esperaban, formaba parte de un equipo de posibles becarios... la competencia era ardua, sin embargo la camadería se hacia cordial... mi impaciencia creció... y solo nosotros cinco y una anciana al otro lado de la sala... frente a mí, logré ver la calle y su incesante paso... en mi cabeza los planes de partir se analizaban una vez más... pusé mi eceptisismo a trabajar... entre esos momentos la angustia asomaba su cara...el tiempo pasó lento... tan lento que mi sentido del humor jodia a muchos... por la ventanilla se asomó una enfermera... pidió hacer una fila... avanzamos poco a poco... sólo pedí mi exámen y avancé a la sala contigua... pasados los minutos paso una anciana... su aspecto alojaba lastima... en su paso arrastró una silla de ruedas destartalada... fungía como andadera y algo así como una bolsa de mano... se apresuró a preguntar de su turno... su voz era fuerte y golpeaba el acento... buscó una charla efimera con alguna enfermera sin tener exito duradero... volvío a tomar asiento... pusó de lado esa silla de ruedas y frució su ceño... yo busqué el mejor lugar y tratar de sofocar el cansancio... no pudé, la sala se llenó pronto...sólo reacomodé mi postura...los vómitos de algún hombre interrumpió un lapso de sueño... llevé mis manos a mis ojos y los froté con desenfreno... Hong Kong lejos quizás pensé... puede ser que mañana tomé un avión... seguí ilusionado... va!... mi turno llegó entré al consultorio y estreche la mano de ese doctor con aspecto paternal... algo así como un doctor Chapatín... aguanté mi risa que sólo de verlo quería salir... procedimientos y preguntas simples... el olor nausabundo de ahí no era tan agradable... sin duda me asqueaba Hong Kong... salí de ahí con una leve sonrisa y una palmada de ese hombre... mi certificado médico... una parte más del sueño... apto con salud... en pocas palabras enfermo y cuerdo... y debajo de ello "seamos hermanos"...