Espejo.
laj hakkinen.
Me levanté agitado, mi respiración era tan profunda y rápida, era otra vez ese maldito sueño que días atrás estaba acabando con mi tranquilidad; abrí con dificultad mis ojos, como una cría al ver la luz por primera vez, dormía sólo con unos calzones, era mayo y hacía calor, demasiado comparado con otros años; tomé un short, caminé hacía el baño, era hora de dejar la primera orina de la mañana, baje la palanca y observé por el espejo mi aspecto desaliñado y con barba de tres días, -maldita sea otro día más- pensé, mientras observaba las ojeras que aparecían debajo de mis ojos, mi mirada era perdida; lavé mi cara apresuradamente, cerré mis ojos por un instante y corrí hacía mi cuarto y me vestí con rapidez. Después de haber bebido un jugo de nopal con toronja, avisé a mi Madre de mi partida le dije: -Ya me voy- a lo cuál me respondió - No tardes, regresa pronto a desayunar- corrí deprisa hacia el carro, mi mente sólo tenía un objetivo, un plan que desde hace unos meses había planeado, encendí el auto y al mismo tiempo un cigarro, espere unos instantes a que el termómetro diera lectura y así salir de ahí; mientras tanto revisé mi mochila aún estaba el revolver, lo había conseguido ya quemada, no me serviría para mucho, pero sí para mi cometido.
No me dirigí a la universidad, me dirigí al encuentro con Ellos, ya sabía a que hora esperarlos afuera del tecnológico, ya los había estado espiando, tomando notas y datos, hacia de eso unos meses atrás. Tome la ruta más corta, me ansiaba encontrarlos y la hora de encontrarlos estaba muy cerca, a eso de las 11 del día, fui por mis cómplices, un par de conocidos drogadictos, el tráfico era desatado eran las 9 de la mañana, estaba todo lleno de carros y personas, llegué al lugar pactado le saludé sólo con un estrecho de mano y una frase -Que pedo mi Willy- y el me dijó: -Que pedo mi Jonh todo listo, traes eso- le respondí - Ya sabes mi Willy, ¿Qué pedo con el Chino?-, y me contestó, - Ya no tarda, el güey esta papeando, pero ya sabes que son dos varos-, a lo cuál le dije: -Ya sabes mi Willy, ó que?- el sol empezaba arreciar, me impacientaba, siempre odié que me hicieran esperar como un vil pendejo, - chingada madre- pensé en voz alta, tomé un cigarro y así calmar mis nervios. Rompí el silencio con una pregunta: -¿ Qué ni un cien ni nada?- a lo que el Willy respondió con un gesto de afirmación, se oyó el secándolo que hacia el Chino al bajar las escaleras, sonrío sátiramente al verme, y saludo con un -¿que pedo mi Jonh?- a lo que respondí: - bueno ahí están sus dos varos- y extendiendo la mano le di el dinero. Su mano temblaba, al parecer se había metido coca, sonreía muy extrañamente, y dijo su frase de siempre: -!Vengache¡- y soltamos de risa. Subimos al carro, lo encendí con rapidez, y aceleré dejando el polvo en el aire; en cuanto salimos de esa cuadra, les pregunte si recordaban como haríamos el rapto, a lo cuál sólo recibí respuestas afirmativas con una fuerte carga de inseguridad. Corría por las avenidas, el aire entraba por la ventana, nos prendimos con “El Gallito Inglés” de Zurdok, los noté muy eufóricos, quizás era el efecto de la coca; casi chocamos con un autobús al llegar a la glorieta, a lo cuál el Willy hizo un ademán de chinga tu madre, y el Chino grito: - Pinche Pendejo-, sólo nos llevamos un susto que disipamos con una carcajada y mentando madres. Paramos en un semáforo, nos toco un rojo, y Yo me impacientaba, encendí otro cigarro mientras se acercaba un limpiaparabrisas, me negué a darle trabajo diciendo: -No traigo cambio wey-, se alejó sin tanto reproche de irse con las manos vacías, quizás fue el aspecto drogado, que se veía en los ojos rojos de ese par de cómplices; nuestro último tramo de carretera nos toco en verde, y aceleré, a toda prisa di vuelta en ese último semáforo, disminuí la marcha y baje el volumen, -Miren Cabrones espero que todo salgo como se planeo- dije en una voz nerviosa y golpeada, - tranquilo mi Jonh, no hay pedo tu rolado- dijo el Willy, al mismo tiempo que movía las manos en forma de tranquilizarme. faltaban quince minutos para la hora pactada, estacioné el auto enfrente de la puerta, y no muy evidente oculto bajo una sombra, apagué el motor y esperé....
Me ponía muy impaciente, deseaba ver a ese par saliendo de la mano y demostrando ese amor que creen sentir..-ja ja- reí irónicamente mientras sorbe el humo del cigarro por mi boca; en ese momento volteé hacia atrás y hice una señal de confianza con mi mirada, alertándolos a estar listos; cuando entonces aparecieron, mostrando un recién aprendido cariño y un par de besos que me daban una rabia, -!sobres gúeyes¡- grite dando la orden, salieron del auto disimuladamente sin ser tan aparentes de lo que iba a pasar, se acercaron a ellos y mientras Yo encendí el carro dando marcha hacia donde se encontrarían esos dos con mis cómplices, frené estrepitosamente, y el Willy lo tomó a la fuerza abriendo la puerta de atrás jalándolo y dándole dos patadas en los huevos, Ella gritó, más sin embargo el Chino la tomó bruscamente y lanzándola al lado de su compañero, todo fue tan rápido que aceleré y casi golpeamos un carro que estaba estacionado del otro lado de la calle; Ella gritaba -¿Qué chingados estas haciendo Luis?- a lo cual respondí en forma de palabras sinsentido que sólo yo entendía era mí dialecto, odiaba, que hiciera eso, a lo cuál el Willy contestó gritando - ¡tranquila pendeja, que se los va a cargar la verga par de pendejos!-, lo que hizo que llorará y gritara fuerte. Su acompañante estaba con la mirada hacia abajo suplicando que los soltáramos a lo que Yo grite: -¡Mira hijo de la chingada, deja esas mamadas de estar rogando, porque de todos modos te vas a morir!- , interrumpiendo el Chino: -¡Que mi Jonh, a poco les vas a dar en la madre a los dos!, y sólo dije -Ja!- aceleré más y nos acercábamos a tomar la carretera 57, nos conduciría hacia la casa del rancho, en tanto Ellos sólo estaban con la mirada baja y llorando, y sólo de vez en cuando El volteaba a mirarme, hasta que me harto ver esa cara de pendejo y le grité: - Que me vez hijo de la chingada? o que estas celoso pinche pendejo -, le hice una señal al Chino y le sorrajó un golpe en la nuca que lo desmayo al instante. Nos acercábamos a la carretera que lleva al rancho, todo era silencio nadie hablaba, excepto mis cómplices que se reían y se burlaban de ese par. al llegar al camino donde viré a la derecha me detuve, bajé del auto y oriné al lado de un mezquite, toda esa tensión que en ese momento sentía se salía de mis entrañas. Subí al auto, arranque encendiendo otro cigarro, sólo quedaban seis en la cajetilla, me desesperaba escucharla, oír sus susurros jadeantes de piedad. Entre tanto polvo y golpes de piedra sobre los amortiguadores, llegamos a la casa del rancho, bajo el Willy y abrió el portón entramos con todo y carro, y cerro el portón. Bajé para abrir el cuarto a donde los encerraríamos, el Chino bajo al extraño acompañante cargado y Yo la bajé a Ella, los empujamos a entrar en esa fría habitación, dije: - Willy amárralos con la cinta y siéntalos en las sillas y los amarras a Ellas-, salí de la habitación mientras fumaba lo que quedaba de esa colilla de cigarro, el sol daba con toda su fuerza; al acabar su orden salieron el Willy y el Chino de la habitación, al tiempo que volteé a verlos, - Sale güeyes ya pélense, se llevan el carro y antes de que se vayan me encierran con ellos en el cuarto y cierran todo-, y el Willy respondió - Pinche John!, estás bien pinche deschavetado, pero es tu pedo güey- y el Chino sólo dijo. - Si güey dales en su madre!-. Me introduje a la habitación, ahí estaban los dos asustados como dos perros, y les miré con fuerte carga de ironía, sonó el cerrojo de la puerta, y puse una silla frente a Ellos, les miré fijamente, sin pronunciar ninguna palabra, Ella desesperado lloraba y gritándome dijo. -Por favor! por lo que más quieras no nos hagas nada! perdóname nunca pensé que así te sentirías!-, sólo reí y saque de mis bolsas una pastilla de Lexotan, y le miré enseñándole la droga, - ¿Sabes lo que es esto? - le dije de una manera muy tierna e irónica - Es la cura de la soledad, soledad que me esta matando por dentro -, a lo que pude ver sus ojos de asombro, pobre, parecía angustiada, pensaba que me estaba drogando; en fin no quise alargar ese momento tan placentero, - Tengo tres balas!. A quién matamos primero? -, y reí a carcajadas. Se espantaron al oír que pensaba matarlos, que haría lo que me plazca; -Y qué? ya cogieron, ó mejor aún, como dicen las mojigatas, ya hicieron el amor....ja, ja, ja- , Ella sólo decía: -Ya Luis déjanos en paz, por lo que más quieras!- , y haciendo segunda su acompañante decía: -¡Por favor no nos mates!-; yo sólo respondí evasivo: - Oye y te gusta como lo hace?, ja, ja, ja -, hasta que entonces puse un fin, a mi espera y dije muy enérgico: - ¿Dónde lo quieres, hijo de la chingada?, eh!, ¿Dónde lo quieres?, te estoy hablando cabrón! -, y le apunte en la cabeza, Él a su vez bajo la mirada, parecía un cerdo en el matadero; de pronto le apunte en una pierna y jale del gatillo, gritó de dolor, me levanté de la silla mientras me observaba asustada y llorando, le tomé de la cabeza. - Mírame, cabrón!, que me mires te digo!. Nunca olvides este rostro, eh!, te vas a morir cabrón, como me mataste hace tiempo, hijo de la chingada!-, y empujé su cabeza hacia atrás, y me calmé un momento, volteé hacia atrás, me senté otra vez enfrente de Ellos, saqué un cigarro y lo prendí, al mismo tiempo que jale del humo dije: - Vaya ahora sólo nos quedan dos balas!-, sangraba de su pierna, brotaba mucha sangre, respiraba más rápido y más fuerte, y se retorcía del dolor, Ella sólo lloraba y me suplicaba para ese martirio. Lo hice más interesante aún, tomé mi pistola, me levante me puse detrás de Ella tomé sus manos y las puse junto a el arma: - Bueno tendrás la oportunidad de matar a alguien antes de que mueras!, hey, ¿Qué?... ¿ No te da gusto?-, la tomé fuerte y.... ah! sólo la asusté, volví a mi lugar y sin más ni más sin avisar disparé, le di en la cabeza, dejó una gran mancha de sangre en la pared; Ella lloró más, más aún que cuando sabría que moriría. Me recargué en la silla, puse mi cabeza hacia atrás recargada en el respaldo y suspiré, al mismo tiempo que reía; me levanté de la silla, me puse frente a Ella, le miré a los ojos, puse el arma en mi sien, Ella sólo dijo: - No!...no!, no lo hagas Luis!, no lo hagas!-, apreté el arma fuerte mi pulso temblaba, cerré mis ojos y dije: - Nadie dijo que fuera fácil- , y disparé.........
Abrí los ojos, al tiempo que escuchaba tirarse el agua de la llave, y... ahí estaba de frente al espejo, viendo mi propio reflejo.....
“ al espejo, que sin distinciones nos refleja tal y como somos ”